Rencor astillado

Olvídate de la empatía y siembra el descaro.

Convierte en cristal cada recuerdo enjaulado.

Fiera.

Leona sin cadenas,

enseñas a tus hijos a cazar presas

sin mostrarles el arte de amar.
Reina de un palacio espinado,

con corazón de cenizas

y sueños embrujados.

Olvidaste la mueca de unos labios sonrientes

y no endiablados.

Un lago lleno de lágrimas
vertido por tus presos atrapados,

atrapados entre las rejas

de la malicia cobarde de tus brazos.

El exceso de venganza te ha matado.

Te has convertido en el enemigo incansable,

que por furia lleva tu nombre

y por locura las sombras de tus arañazos.

Hasta el viento más huracanado

se comporta mejor que tus insultos enfrascados.

No hay compasión en tus ojos

porque tu corazón suda hielo envenenado.

Como Goliat entraste en sus puertas,

destrozando todo a tu paso,

quemando sentimientos

golpeando  la vida

que te dieron sus manos.

Enterrarás con ella tu arrogancia

el día que se borren sus huellas del mapa.

Evita sentarte a orillas del Karma,

sus represalias asfixiarán tus ansias de venganza.

Y yo, como Caronte en su barca, me chivaré a la historia de tus miedos, orgullo y falsas palabras.