Mi Verbena

Dicen que para enamorarse bien hay que ir al sur, pero créanme para enamorarse hay que ir donde esté su luz. 

De repente apareciste tú y fuiste en la noche de san Juan mi más bonita casualidad

Poco tiempo.

Tardaste poco en suplicarme que me fuera,

que olvidara tu nombre, tu cara, tu casa, pegara la vuelta

y quemara nuestro amor en la hoguera.

Pero niña, sabes que me quedaré para dibujar paz en tu mirada de cristal.

Y continuaré diciendo que te extraño, te olvido y te amo de nuevo

en cada ocaso y en cualquier atardecer.

¡Y es que te lo dije! Te dije que, aunque la gente nos señale, nos apunte con el dedo, susurren a nuestra espalda¡te dije que tenía que importarte un bledo!

Pero no me hiciste caso.

Hoy puedo decir que represento la fe sin haber rezado jamás,

que eres mi virgen vestida de oro

y te sigo queriendo desnudar el alma entre sonrojos sin parar.

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.

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Hoy te vuelto a recordar, como un preso recordando libertad esa que encontraba en cada abrazo que me dabas los días que decidías volar.

¡Dejadla que baile! ¡Dejadla en paz!

Y es que, ¿cómo olvidar que contigo aprendí?

Aprendí que la piel puede oler a roca, espuma y a sal.

A ti.

Entiéndelo, vendería mi alma para que sigas aquí,

la vendería por verte bañar una vez más

y sacarme los colores como aquella vez en las playas de nuestro París.

 

Sé que escondes secretos que nunca vas a contar

y yo en susurros te pregunto qué tengo que hacer

para ser tu capitán.

Sé que te duele que, aunque de amor te mueras nuestros recuerdos aún vivan y los quieras ocultar.

Pero como siempre tienes remedio para todo: “Si duele el recuerdo, te cura el olvido” decías.

Y eso estás haciendo: olvidar.

Por eso aquí estoy yo, para recordarte aquellos momentos que viví junto a ti.

¿Aún lo recuerdas? Hace un año estábamos aquí sentadas

y ahora te alejas sin despedirte

y me pides que cuando me vaya no caiga una lagrima por tí.

Y entonces, mientes y amaneces diciendo que sonríes más ahora porque en tu orgullo reina la desgracia.

¡No la dejes gobernar!

Siempre has sido una superheroína en el arte de vivir. Y yo una guerrera porque te amo cuando te pierdo y cuando te gano.

¡Joder! ¡Dejadla bailar!

Deseo que toda tu risa le gane el pulso al dolor,

que tu alma sea fuerte cuando mires hacia el frente,

que te sientas como un halcón llamado a las filas de la insurrección

y que te salgan arrugas en las comisuras de tanto reír.

¡Qué bailes, coño, que bailes! ¡Qué aquello sí está bien y lo que opinen los demás está de más!

Ahora, después de tanto tiempo,

te pido perdón por los bailes que escondimos para que no hablaran

y por llevar por bandera de arco iris tu mirada.

Si fuera capaz de mirarte y decir lo que siento,

te gritaría que te sueltes el pelo

ese en el que tienes tallado el verano con el pincel del viento

y te confesaría que, entre las flores más bonitas,

tú eres la rosa que jamás se marchita.

 

Dicen que después de la tormenta siempre llega la calma.

Yo por si acaso soñaré contigo por si no te veo mañana.

 

Sabes que haría todos los imposibles por estar en tu espalda,

sabes que si quisieras las estrellas

volcaría el cielo, el universo

y el cosmos en nuestra cama

y hasta te recordaría a qué huele la luna si también la olvidaras.

Sabes que no miento si juro que daría por ti la vida entera.

 

Porque fuiste algo más que todo.

Y es que chiquilla, a ver cuándo te das cuenta

que eres lo más bonito de este y cualquier firmamento,

que tienes todo lo que siempre soñé,

aunque sé que, en este tablero,

soy un obrero, que tiene como bases del juego

verme perder.

 

Cada noche confío en que ocurra el milagro

y espero a que tu dulce boca ruede por mi tez.

Déjame ser tu amante bandida, tu musa, tu inspiración y tu vida.

Y si finalmente te vas, dame tu veneno que prefiero morir a que sigas rompiendo más mi pobre corazón,

Sin ti, la vida seguirá como siguen las cosas que no tienen mucho sentido. A partir de entonces, que me perdone la vida por no volverla a vivir.

¡No! ¡No quiero! ¡Dejadla que baile!

¡Quédate! Hagamos todo como la primera vez

¡Quédate! Cada amanecer…

Seamos mujer contra mujer.

Salgamos a bailar.

Hoy te vuelto a recordar, como un preso recordando libertad