Mi Refranero
Todo me recuerda a ti y todo significa «contigo».
Y no me creen cuando les digo
que prefiero tu corazón volando
que cientos en mano,
que no quiero que madrugar me ayude
si no estás a mi lado,
que prefiero tener ojos que no ven
a mi corazón sin verte,
que eres como el tiempo que todo lo cura,
que más vale conocerte
que cualquier cosa por conocer,
que prefiero curarme de tus heridas
que prevenirlas.
Porque contigo es todo oro lo que reluce
incluso hasta tus mentiras.
Creen que les engaño cuando digo
que prefiero acostarme sin saber una cosa menos,
pero sabiendo más de ti,
que iría a Sevilla
y perdería mi silla
y también mi porvenir.
Te llevo por lema en mi espalda y por eso te escribo:
“Que, aunque tropiezo, a lo hecho tú pecho siempre querré, que ojalá más años contigo no signifiquen más desengaños.
A tu lado quiero que sea a la tercera la vencida, pero también a la cuarta, a la décima y la de » por vida» porque meto y prometo, antes y después. Que espero que el cántaro no se rompa a pesar de insistir en ir mil veces a tu fuente a beber”
Y no me creen cuando les digo
que escogería antes
ser desafortunado en el juego
por ser el afortunado
en el juego de jamás verte perder,
que quiero que seas
mi remedio y mi enfermedad,
que contigo criaría cuervos,
aunque mis ojos quisieran sacar.
No lo entienden porque no te han visto,
pero cuando lo hagan comprenderán
que cuando te vistes de seda,
eres diosa entre todas ellas
y que tu belleza
hace que siempre sea año de bienes.
Porque tu sombra
cobija mejor que cualquier árbol.
Porque eres sarna que con gusto me pica.
“¿Y cómo les hago comprender que tus letras pasadas moverán siempre mi molino, que este amor tan solo con el tuyo se cura, que un clavo no saca tu clavo si tú te has ido?”
Déjame coser y cantar para comenzar,
comenzar el juego de amar por amar.
Que, aunque rías última y mejor
yo estaré aquí para darte calor.
Sé que tú miel
no es para esta boca de asno,
pero déjame decirte
que poco a poco se llega antes
y contigo quiero llegar «a ti» que es mi destino.
Soy buen entendedor, pero no me bastan tus palabras.
Solo pido que ojalá que, igual que Dios nos crie, nos junte en cada alba.
Para que no me juzguen de traidor he avisado.
Tengo boca y me equivoco,
pero me arriesgaré
porque dicen que el que calla otorga
por eso lo has de saber:
“¡Viento escúchame! Abre tus entrañas. Sé que quien algo quiere algo le cuesta, pero a pesar de la espera no desesperaré y aguardaré el tiempo que haga falta, la seguiré y conseguiré.
Por eso Viento dile que me desvista despacio que no tengo prisa.
Dile que siempre tengo el tiempo a sus pies y a su sonrisa”
Si me equivoco y me disculpo por mi osadía
al menos sabrá que rectificar es de sabios
y en estima me tendrá.
Y a partir de entonces, pelillos a la mar
porque no se puede decir nunca
que de ese agua no beberás.
“¡Viento escúchame! Haz llegar este mensaje y cuéntale que si he fallado es por miedo a perder y que lo olvide pues hasta el mejor escribano echa un borrón en su papel”.