La eterna inmortal

Vida: Amor, ¿por qué he de luchar si en mi castillo de cristal hay siempre flores

negras que acarician las mañanas con alegrías llenas de penas? Dime Amor,

por qué he de luchar.

Amor: El motivo de mi canto es tu voz y tu pasión, cada rosa encendida son tus

besos de sabor.

Vida: En mi castillo de arena, la lluvia sabe a olvidar. Dime amor, ¿qué me

queda en esta tierra si todo conozco ya?

Amor: Tus pasos de poeta borran cualquier tempestad. Multiplicas alegrías y

no divides la bondad.

Vida: En mi castillo de espuma, las olas no bañan ningún mar. Dime, ¿por qué

tengo que salir a surcar océanos que no existen en playas de irrealidad?

Amor: Porque eres refugio en la niebla, eres valiente verdad.

Vida: En mi castillo de plata, el óxido llega a asfixiar. Dime Amor, porque la

vida no me deja brillar.

Amor: Porque eres metal reluciente que siempre vuelve a volar.

Vida: En el castillo del reino no hay rey para gobernar. Dime porque he de

seguir amando a quien hace el mal.

Amor: Porque eres timón de este barco y tus velas anclan miedos y soledad.

Vida: ¿Por qué insistes amor en quererme convencer si he visto cómo enmudece mis sueños cada anochecer…?

Amor: Porque el amor no tiene un por qué.

Vida: Desvela tus cartas. Confiesa la trampa, ¿qué fuerza te impulsa a esperar

ante mi orilla descalza?

Amor: Los lunares de tu cuerpo que dibujan mi caminar y la luna de tus ojos

meciendo el tiempo que aún nos queda por bailar. Tus gestos de Príncipe Niño

hechizan cualquier lugar y hasta el Nilo te tiene envidia por no poderte tocar. La

mueca de tu sonrisa siempre me hace recordar, recuerdo que el viento existe y

que tú eres su capitán.

Vida: Tu nombre no te hace justicia. Locura te has de llamar.

Amor: Locura será mi apellido. Mi nombre…

Vida: La eterna inmortal

Amor: Siempre estaré en tus huidas

Vida: Siempre me dejaré salvar.