Ángel Eterno
Le lleva cargado en su espalda
Acurrucando sus sueños cada mañana
Siendo su almohada, su cama, su manta, su abrigo, su hogar, su casa.
Le besa la frente con un mensaje que traspasa cualquier frontera real o imaginaria:
“Eres mi Ángel eterno cuando en las noches la luz se apaga”
Sostiene su mundo de cristal y amenaza cualquiera que su luna quiera bajar.
Duerme meciéndose en mares de sueños
Conquistando con su aleteo su mundo interno.
Atraviesa huracanes y apaga fuegos
Enciende tempestades y ahoga miedos.
Es lava la que protege a su Ángel eterno.
Le lleva cargado en su espalda protegiendo sus desvelos,
sin saber que tras el velo se escondía el auténtico enemigo del sosiego.
La bruja helada de corazón endiablado y sonrisa oxidada ha entrado en el reino
Y en su camino ha robado su núcleo, se ha llevado al pequeño Ángel eterno.
Con su partida, ella ha visto desvanecerse al Cosmos, colarse al universo por las alcantarillas, perderse toda su creación por valles, fundir su planeta en arcilla, ella ha visto correr a la muerte y huir a la vida.
Ahora no le carga en su espalda y su cuerpo aflige la culpa que no calla.
Y no se rinde, aunque esté desgarrada.
Se viste con alas de fénix para cazar a la bruja malvada, se maquilla con valor las mejillas, con máscara de desafío sus pestañas, con pintalabios de fuerza sus palabras y se levanta cada mañana repitiéndose una y otra vez lo que mantiene con vida sus ganas:
“No llores pequeño, seguiré callando los miedos esos que tanto te espantan, no cesaré de cazar a tus fantasmas, tiñendo de poesía tus tropiezos y encendiendo alegrías en tu alma. Y aunque te hayas ido, aunque estés lejos continuarás siendo mi hermoso ángel eterno en este o en cualquier mapa”