De pétalos y porcelana
A la niña quemada que adora el fuego.
Dicen que es la niña quemada que adora el fuego, que con sus cenizas desempolva miedos.
Dicen que es la niña helada que desea el viento, que con sus soplidos reconstruye sueños.
Eso es lo que dicen, pero no les creo.
Dicen que es la niña marchita que disfruta de las flores y del paso del tiempo, que con sus pétalos teje escudos y espanta el desasosiego.
Niña de porcelana que juega a romper sus celos.
Eso dicen, pero yo no les creo.
¡No les creo!
Porque veo en sus quemaduras dolor y miedo, en sus manos heladas temores fieros, que sus pétalos están marchitos y secos, que de porcelana son sus secretos.
¡Que no les creo!
¡He oído llorar a sus pétalos, desnudar sus tropiezos, sangrar sus heridas y helarse por completo!
Dicen que se reconstruye en cada batalla, que con sus costras hace abrigos, con sus heladas mantas, que con sus pétalos construye cabañas y con su porcelana máscaras.
Y así, camina vestida de pétalos y porcelana. De sueños, de miedos, de nada.