Invierno en tu piel
Dedicado a aquellos/as personas que tienen el don de transforman el invierno en primavera
Lo recordaba de otra manera.
El invierno quemaba incesante
Como sal en este mar de penas.
El frío era distinto e imperante
Al pasear sin estar a tu vera.
La negra noche caía antes
Y anochecían mis poemas.
Quería que cesara su cante
Pues dolía a un sinfín de esperas.
La luna no era ni tan entera
Ni tan nítida ni tan brillante.
Era mi alma, una flor seca.
Una en medio de tanto gigante.
Versos que no saciaban mi hambre
Gestos que trepaban cual hiedra
Tersos pliegues con mis mil desastres.
Que me hacen sentir fría la marea.
El rocío bañaba a mis niñas
Era el ocio fácil de mis labios
El socio ideal de manos sin viñas.
El terciopelo de los escarnios.
Sangre por agua en los ríos,
Luz extinguida, volátil guiño.
Sangra en la fragua dudas y vicios.
Paz que pedía y perdía a gritos.
— — — — — -Te conocí y– — — — — –
Ahora la luz es color de nácar
Y mis pupilas son perlas vivas.
Mis calles, mejillas de caricias.
Dudas ahogadas en tu alcázar.
Las flores guardan tonos flamantes,
Hay puertas de entrada, sin salida.
Mudé las máscaras tristes de antes,
Por piel de fiesta y romería.
Cielo azulado que quiero surcar.
Cascada de espuma brava y tibia
Aroma que aleja despedidas.
Deseos que aún están sin educar.
Eres tiempo y del espacio infante.
Gobiernan tus risas en mi París
Y no ansío más viajar errante
Solo morar en tu fiel jardín.
Mi plan de futuro y esperanza,
Un país con miedos en ruinas.
Muros huecos con perspectiva.
Euforia, reina de la balanza.
Tu olor a café me abandera.
Y, es que desde que eres mi amante,
Soy en tu mundo, enredadera.
Que cubre al invierno de galante.
Ya no estoy helada, caminante.
Ahora calzo sonrisas cálidas
Con linaje en mis venas de navegante.
Ahora lucen fulgor mis páginas.