Guardiana de Secretos
A aquellos que son capaces de destruir su suerte
Nadie creía que fuera capaz de destruir su suerte
por alguien que no le daba paz, pero ella siempre lo hacía.
A ella, a quien coronaron reina viva de los Bosques
Guardiana de Secretos y mil enigmas que seducían.
Nadie del reino lo podía creer.
La habían visto desprenderse de heladas y de las peores llamas,
enterrar fantasmas, cazar sombras y desafiar al viento.
Nadie creía que ahora estuviera vestida de ramas.
A ella, coronada reina de manadas sin aliento,
ahora aparecen sus miedos ante el sol cubiertos de escamas
y el único canto que se oye es un llanto seco y sediento.
Ya no es reina ni guardiana ni de sus propias condenas.
No obedecen las aguas de ríos, lagos y acantilados.
Ahora la reina de los cien bosques ha perdido su guía
y navega por el que fue su eterno y fiel manto rocoso
con libertad desesperada, marchita y enfurecida.
Y, es que, su pueblo y su gente jugaron mal todas las cartas:
Aterrados, la nombraron reina sin amarse primero.
¿Dónde está nuestra guardiana, aquella que callaba miradas
y derretía con sus manos los fríos y crudos inviernos?
Suena a lo lejos como un fuerte oleaje su honesto pueblo.