Tentáculos que se esconden
entre telarañas de hilos
que las enredaderas dejan
a su paso en el inmenso sueño
de adorar al Nilo.
Trazados falsos de Velázquez
se vislumbran en su voz
y esbozan recuerdos
para olvidar el hedor del siglo en cuestión.
Taconeos poco firmes avisan del horror,
del horror que se avecina
en cuanto llegue la enemiga del juez,
la amiga de la incomprensión,
socia de la mentira y jefa del deshonor.
Hablamos de un sentimiento convertido en pasión
que agachado pronto alcanza al poder de una nación.
Los semblantes se oscurecen a su paso tenebroso,
pero no intentes cazarla actúa siempre silenciosa,
dejando los comentarios encima de espaldas de otro.
Tras las máscaras se disfraza
y juega a darles vueltas
con enormes tazas de plata.
No le gusta buscar amigos,
quiere encontrar solo abrigo.
Es musa de semblante blanco,
por detrás es transparente,
por delante se vuelve tierna opaca.
No te fíes de las sombras
también saben engañar
y arrojarse al fácil camino
de ocultar la verdad.
Hablamos del misterio de la vida,
del peligro de hablar por hablar,
de la envidia,
la mentira.
Hablamos de una elegancia,
hablamos de lo inverso a la lealtad,
hablamos de pasos firmes
sinvergüenza ni piedad.
Hablamos precisamente
de la «Falsedad”